No importa qué edad tengas, la idea aprender a manejar puede resultarte tan emocionante como intimidante la primera vez que te lo propones. Lo ideal es contar con un instructor calificado que te guíe paso a paso: los profesionales saben lo que hacen, y cuando inviertes en un buen curso de manejo, puedes estar seguro de que serás un conductor excelente por el resto de tu vida.
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Sin embargo, si por cualquier motivo no puedes contratar los servicios de un instructor profesional de manejo, hay varias medidas que puedes tomar para aprender a manejar por tu cuenta.
- Antes de empezar, revisa si la ley del lugar en el que vives te permite aprender a manejar por tu cuenta. Ya sea revisando videos en internet, o con la ayuda de un amigo, es muy posible que te vuelvas un buen conductor sin recurrir a lecciones profesionales de manejo. Sin embargo, en ciertas regiones puede ser un requisito legal para obtener tu licencia de manejo el haber cumplido cierto número de horas al volante bajo la supervisión de un instructor personal.
- El primer paso para aprender a manejar por tu cuenta es no sentarte al volante. Así es, si te enfrentas a la responsabilidad de manejar un coche cuando no sabes casi nada al respecto, estarás demasiado nervioso para aprender. Por eso el mejor consejo para empezar es observar detenidamente cómo manejan tus padres o cualquier persona con la que acostumbres a pasar tiempo en el asiento del copiloto.
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- Pregunta para qué sirve cada cosa que utiliza el conductor cuando lo hayas visto utilizándola. Necesitas saber para qué sirve cada indicador en el tablero del automóvil, qué avisos de emergencia puede desplegar la computadora del vehículo, dónde están el freno de mano y el pedal de frenado, así como el acelerador, y en un coche manual, el pedal del clutch. Observa cómo se activa el limpiaparabrisas y sus distintas velocidades, cómo encender las luces direccionales, los faros delanteros y las intermitentes, cómo cambiar de luces altas a luces bajas cuando se maneja en carretera, cómo propulsar el líquido de limpieza del parabrisas. Cada pequeño movimiento que detectes de parte del conductor tiene su propia importancia. Intenta darte cuenta por ti mismo de lo que hizo y qué propósito tenía. Si hay algo de lo que tienes dudas, no conoces o no puedes deducir por tu cuenta, pregunta a la persona que va conduciendo qué parte del mecanismo del coche usó exactamente, y cuál es su utilidad.
- Aprende la forma en que el conductor pone el vehículo en marcha. Cómo mueve la palanca de cambios para dirigirse hacia adelante o hacia atrás. En un coche manual, necesitarás ver cómo mete el clutch a fondo para mover la palanca hacia primera velocidad o hacia reversa, y cómo va presionando ligeramente el acelerador mientras suelta muy despacio el clutch. En un coche automático, simplemente notarás que mantiene el pie presionando el freno hasta el fondo, mientras se mueve la palanca de cambios a D, o bien a R si se necesita arrancar en reversa. Fíjate en que no pisa el acelerador para comenzar a moverse; basta con soltar lentamente el freno para que el vehículo inicie su marcha.
- Observa la forma de usar el volante, los pedales y la palanca de cambios. Observa la forma en qué se sujeta el volante, con las dos manos colocadas firmemente en las posiciones que corresponderían a las 3 y a las 9 en un reloj. Si pones atención verás que el conductor nunca da grandes giros al volante, excepto para hacer maniobras de estacionado a muy baja velocidad. Por lo regular, basta con inclinar ligeramente el volante hacia un lado para cambiar la dirección del vehículo hacia donde se desea. Fíjate en la manera de acelerar y de frenar. En un coche automático nunca se cambiará la posición de la palanca al variar la velocidad, pero en un coche manual necesitas escuchar el motor para entender cómo éste le pide al conductor hacer cambios de velocidad. Observa que al frenar debes presionar el clutch hasta el fondo y mover la palanca de cambios a una velocidad inferior; a continuación deberás soltar suavemente el clutch mientras vuelves a pisar el acelerador con cuidado. Para subir una velocidad también es necesario meter el clutch hasta el fondo antes de mover la palanca de cambios a una posición superior.
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- Intenta entrar en la mente del conductor. Observa las reacciones de la persona que va a tu lado frente a las diferentes experiencias que encuentra en el camino. ¿Cómo maneja en una calle despejada y sin semáforos? ¿Cómo maneja en una vía de alta velocidad? ¿Cómo planean tomar la siguiente salida o buscar una calle en específico para dar vuelta hacia ella?
- Lee el reglamento de tránsito de tu ciudad, y pon a prueba a tu conductor. No hace falta que le grites “¡acabas de romper una norma de tránsito!” a cada momento, pero guarda estas anotaciones mentales en tu cabeza. Fíjate en el momento en que frena cuando ve la luz ámbar en un semáforo, en cómo conduce al pasar junto a un ciclista, si respeta los pasos peatonales, si se estaciona en los lugares permitidos, si gira hacia una calle desde el carril más cercano o da vueltas inesperadas, si presta atención a las señales viales, si se incorpora a buena velocidad a las vías rápidas, si usa las luces direccionales para avisar que dará vuelta, y las luces intermitentes para avisar que se detendrá o es preciso bajar la velocidad por algún obstáculo adelante.
- Aprende de los errores de tu conductor. Si tu madre, tu padre, tu hermano, tu pareja, o a quien estés observando conducir se mete en problemas mientras está manejando el coche, fíjate en qué hizo mal. ¿Deja que sus emociones afecten la velocidad y la precaución con las que maneja? ¿Pierde la concentración a menudo por escuchar música, por platicar contigo, maquillarse, comer, beber agua, usar el teléfono? Si alguien le toca la bocina con indignación al auto en el que van, si otros conductores les gritan improperios, o si un oficial de tránsito los detiene, sabrás que la persona al lado de ti cometió un error serio mientras manejaba. Fíjate en por qué ocurren este tipo de cosas, y podrás evitarlas cuando tú manejes. Aprende a medir la velocidad de tu coche. Cuando estés a bordo de un automóvil, observa todo el tiempo el velocímetro para aprender a calcular a qué velocidad van a cada momento. Aprende a reconocer el ruido del motor al subir o bajar de velocidad, y en esos momentos observa de nuevo el velocímetro para identificar qué tanto aceleró o frenó el conductor. Compara la velocidad que leíste con lo rápido que pasan las cosas junta a ti por la ventanilla. Después de un tiempo, podrás adivinar con bastante exactitud a qué velocidad va el vehículo sin voltear a ver el tablero.
- Ahora calcula tiempos y distancias. Voltea a ver una cabina de teléfono que esté a 50 metros del automóvil en el que viajas como copiloto. Considerando la velocidad a la que van en ese momento, intenta adivinar cuánto tiempo tardarán en pasar junto a ella. Intenta calcular también los tiempos para detenerte. Si ves una luz roja a la distancia, observa a qué distancia el conductor tendrá que comenzar a frenar para detenerse a tiempo.
- Identifica todos los peligros potenciales. Siendo copiloto tienes mucha mayor libertad para observar los 360° que rodean al automóvil. Intenta imaginar todas las cosas que podrían ser una amenaza para la persona que va manejando. ¿Se acerca un conductor por detrás a toda velocidad? ¿Hay un ciclista distraído que parece a punto de atravesarse en su camino? ¿Un remolque va a pasar junto a ustedes con su oscilando peligrosamente hacia fuera del contenedor? Cuando tú manejes también deberás estar alerta a esta clase de detalles, pero es mucho más fácil practicar cuándo vas en el asiento de al lado.
- Ahora toma tus propias medidas como conductor. Ya sabes lo suficiente para comenzar a practicar por tu cuenta, aunque las primeras semanas es recomendable que un conductor paciente, responsable y con mucha experiencia de manejo vaya a tu lado para guiarte en cualquier momento de duda. Toma en cuenta algunas reglas elementales cada vez que te subas al asiento del conductor, comienza por lugares poco transitados mientras aprendes a aplicar todo lo que sabes en la teoría, relájate y toma las cosas con calma para ir corrigiendo los errores que todos tenemos al empezar a manejar. Con la práctica te convertirás en un conductor ejemplar.
- Siempre que te subas a un auto, revisa los indicadores del tablero para asegurarte de que todo está en orden. Ajusta el espejo retrovisor y los laterales, así como la altura de tu asiento.
- Planea con anticipación todos tus viajes. Parte de conducir es saber a dónde vas y todo lo que necesitas para llegar ahí. Asegúrate de que tienes suficiente combustible, conoces la ruta y dispones del tiempo suficiente para trasladarte a tu destino.
- Siempre sigue la regla de los tres segundos. Calcula la distancia que debe mediar entre tu auto y el de enfrente considerando que si se detuviera súbitamente necesitas tres segundos para frenar: siempre aléjate los metros que corresponden a la distancia que cubrirías en tres segundos a la velocidad a la que vas en esos momentos.
- Desarrolla una visión hacia todos los ángulos. Aprende a ver los riesgos invisibles. Identifica los puntos ciegos de cada espejo por el que revisas antes de cambiarte de carril, intenta ver las calles más estrechas, los portones de los que podría salir otro auto de súbito; practica hasta ver más allá del camino, incluso a través de las vallas o arbustos, para prevenir que un peatón o un animal surja en forma inesperada frente a ti.
- No te pongas en posiciones invisibles, y huye del peligro. Toma en cuenta que no todos los conductores son responsables. Si identificas que estás en el punto ciego de otro automovilista, intenta cambiar con cuidado de velocidad o de carril para no exponerte a un coche accidental. Si observas que una persona cerca de ti conduce en forma imprudente, o parece haber consumido en exceso alcohol o alguna otra droga, mantente apartado y busca que se aleje de ti lo más pronto posible.
- Respeta los límites de velocidad, en ambos sentidos. Recuerda que manejar demasiado lento puede ser tan peligroso como manejar demasiado rápido.