Si hace poco nació tu bebé, puedes estar preocupada porque tu cuerpo no parece haberse enterado de que ya es momento de decir adiós a la pancita de embarazada. Muchas nuevas mamás se sorprenden cuando el embarazo termina y el proceso para bajar de peso después del embarazo va más lento de lo que esperaban.

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Pero no te preocupes: es perfectamente normal que si tardaste 9 meses para preparar tu cuerpo hasta el momento en que tu hijo tenía todo lo que necesitaba para nacer, tal vez necesites otros 9 meses (o más) para que tu cuerpo regrese al peso que tenías antes del embarazo.

Piensa en por qué quieres bajar de peso

Foto de Jerry Bunkers con licencia CC BY 2.0.

Si quieres saber cómo incorporar pequeños consejos a tu rutina diaria como mamá para bajar de peso después del embarazo sin poner en riesgo tu salud ni sentirte mal por descuidar a tu bebé, este artículo puede ayudarte.

Pasos para bajar de peso después del embarazo

  1. Piensa en por qué quieres bajar de peso Es normal que te preocupes por la apariencia de tu cuerpo. Ahora que tu bebé está aquí tienes derecho a preocuparte no sólo por su salud, sino también por la tuya: en realidad estar en buena forma es tu obligación para ser una mamá que esté siempre disponible para ayudar a su hijo en estos primeros meses y en todos los años que vendrán.
  • Aun con todos los sentimientos de realización maternal y alegría por tener a tu bebé a tu lado, tu principal motivación para bajar de peso será la mayoría de las veces un deseo de verte bien: has dado tanto de ti para que tu hijo pudiera nacer que ahora es el momento de recuperar un poco la figura que lucías en tu cuerpo antes del embarazo. Preocuparte por tu aspecto físico y querer lucir bella no es algo que debe hacerte sentir egoísta: no significa desplazar a tu bebé a segundo plano, sino reconocer que aun cuando él sea la prioridad en tu vida justo ahora, además de ser mamá también eres mujer, con muchas dimensiones distintas en su vida.
  • Piensa también en la recuperación de tu cuerpo y el regreso a tu peso ideal como una forma de asegurar que tu organismo está fuerte y saludable. Tus músculos necesitan acostumbrarse a las nuevas exigencias de cargar con un pequeño durante muchas horas al día, y todo tu cuerpo debe recobrar la fortaleza después de las semanas delicadas que siguen al parto para asegurarte de que puedes darle a tu hijo toda la atención que merece.

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  1. Come bien y elige alimentos saludables, pero no hagas dieta. Las dietas no son lo más apropiado justo ahora: tu cuerpo está recuperándose de la conmoción que significa dar vida a otra persona, y necesita seguir un proceso de recuperación paulatino. Necesitas continuar durante unas semanas con un consumo alto de calorías, ligeramente por encima de tus necesidades habituales, e ir recortando tu consumo de alimentos calóricos paulatinamente.
  • Si dejas de comer cosas que te gustan porque quieres bajar de peso rápido, e ignoras los momentos en los que tienes hambre, te sentirás deprimida, y eso no puede ser bueno con todo el reajuste hormonal que tu cuerpo está atravesando justo ahora.
  • En lugar de negarle comida a tu cuerpo, dale comida saludable. Busca en el supermercado snacks y bocadillos con un buen sabor, altos en proteína y grasas buenas, bajos en azúcar y grasas malas. Si te gusta lo dulce, prueba a comprar productos endulzados con fructosa en lugar de con azúcar regular. Además de esto, puedes aprender a preparar muchas recetas en casa usando sobre todo frutas y verduras para tener siempre un bocadillo delicioso a la mano.
  • Come con regularidad. Aunque atender a tu bebé puede consumir mucho de tu tiempo, siempre debes encontrar la forma de ingerir alimentos al menos cada 4 horas. Es recomendable que un lugar de hacer sólo 2 o 3 comidas abundantes en momentos espaciados del día, te prepares pequeños platos con mayor regularidad. Centra tu atención en consumir carnes como el pescado, productos vegetales como el aguacate o las aceitunas y semillas como la nuez y la almendra: son alimentos que puedes comer sin complicaciones y te aportan nutrientes muy completos. Añade a esto que tengas bocadillos siempre a la mano y te asegurarás de tener en todo momento energía sin importar qué tan demandante sea tu rutina como mamá.
  • Nunca te saltes un desayuno. Si sientes que no tienes tiempo o ánimo en las mañanas para preparar algo, prepáralo desde la noche anterior. Es muy importante que inicies el día comiendo bien, porque al igual que con los ejemplos anteriores, no desayunar te hará sentir desganada y no podrás tener la energía que necesitas para el resto del día.
  • El cansancio derivado de una mala alimentación favorece además la retención de tejido adiposo, al disminuir el ritmo metabólico y evitar que se quemen los depósitos de grasa en el tiempo. Así que intentar hacer dietas o no organizarte para comer bien significa que no sólo estarás pasando hambre sino que estarás haciendo más difícil para ti misma perder peso.

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  1. Saca partido de tus pechos. Quizá creas que para producir leche materna tu cuerpo necesita conservar el peso del embarazo, pero en realidad amamantar a tu bebé ayuda a que tu metabolismo se mantenga activo, y te permite consumir algunas calorías extra que ayudarán a bajar de peso lentamente. Así que dale el pecho a tu hijo durante todos los meses que sigas teniendo leche, y no te preocupes de que eso pueda interferir con tu intención de bajar de peso saludablemente.
  • Toma en cuenta que perder peso de manera abrupta libera ciertas toxinas en tu organismo que pueden contaminar la leche materna. Ésta es otra de las razones por las que hacer dietas o seguir programas para bajar de peso bruscamente después del embarazo es algo perjudicial para tu propio cuerpo e indirectamente para tu bebé en caso de que esté lactando. Vigila tu peso junto con tu médico para asegurarte de que no pierdas más de 800 gr a la semana.
  1. Toma siempre suficiente agua, sin azúcar añadida. Por diferentes razones necesitas tener tu cuerpo bien hidratado, sin que esto signifique consumir más calorías. Toma agua natural o bebe té sin endulzar; asegúrate de que al ir al baño tu orina no sea demasiado oscura y así sabrás que estás tomando suficiente agua.
  2. Organízate y aprende a pasar tiempo lejos de tu bebé. No tienes que estar siempre en la misma habitación que él cuando está dormido, por más que quieras estar siempre cerca para protegerlo. Necesitas entender que toda mamá también necesita algo de tiempo para sí misma, y que su hijo agradecerá a la larga que le dé cierto espacio para valérselas por sí mismo. Si no aprendes a separarte de tu bebé por períodos de varios minutos al día, nunca encontrarás la forma de abordar una rutina positiva en tu nueva función maternal, ni adoptarás un estilo de vida saludable para ti y para tu hijo.
  3. Procura dormir más de seis horas cada día. Muchas mujeres escuchan el “ahora prepárate para no dormir en los siguientes 2 años” como una frase natural para darles la bienvenida a su vida como mamás. Y como sabes que es una forma de ver con humor todos los desvelos que tendrás que pasar por tu bebé, tal vez no te importe exactamente cuántas horas duermes al día. Pero dormir menos de 6 horas diarias hará que la pérdida del peso que ganaste en el embarazo se vuelva muy lenta, y en ocasiones puede que incluso se quede contigo para siempre.
  • Una frase más positiva para abordar tu relación con el sueño y la maternidad es “duerme siempre que tu bebé duerma”. Esto quiere decir que necesitas acostumbrarte a tomar pequeñas siestas a lo largo del día para compensar el insomnio que puedas llegar a tener entre todas las veces que tu bebé te despierte por las noches.
  • Para lograrlo, necesitas confiar en que tu bebé no necesita de ti todo el tiempo. Confía en que no pasará nada si lo dejas durmiendo solo. Pasar todo el tiempo junto a él, con una ansiedad interna permanente por el temor de que algo malo le sucede es la peor de las posturas que puedes adoptar como mamá. Toda esa ansiedad se la pasarás a tu bebé con el tiempo, y a la larga repercutirá en la salud emocional y física de ambos.
  1. Haz ejercicio, pero empieza despacio. Si tu parto no fue por cesárea, desde la tercera o cuarta semana puedes empezar a tomar pequeñas caminatas. Cuando estés lista para sacar a tu bebé a la calle, las caminatas pueden ser un poco más largas si vas tirando de la carreola y sabes que él va junto a ti.
  • Consulta a tu médico para saber cuándo puedes empezar a hacer ejercicios de fuerza y estiramientos. Puede ser en cualquier punto desde 2 hasta 5 meses después del parto, todo depende de tu organismo y su ritmo para recuperarse.
  • No hagas ejercicio pensando en quemar grasa o en moldear ciertas partes de tu cuerpo en específico. Piensa ante todo en tonificar todos tus músculos, fortalecer tu respiración y tu capacidad cardiovascular poco a poco, para que seas una mamá sana y vigorosa antes que una figura modelo.
  • Sé realista con tus expectativas. Todo tu cuerpo se modificó para dar a luz a tu bebé, y algunos cambios son irreversibles. Aunque cada organismo es diferente, lo más probable es que tus caderas sean de ahora en adelante más anchas, que tu abdomen no sea tan plano y que tengas un par de kilos más en tu peso final. Pero los cambios en tu cuerpo no son algo negativo: significa que alcanzaste una nueva etapa en tu vida, y sigues siendo una mujer saludable con un cuerpo atractivo que ahora lleva las marcas de la maternidad.