Aunque a menudo no les prestamos la atención debida, los pies son una parte importantísima de nuestro cuerpo. Normalmente volteamos a verlos cuando ya hay una molestia en ellos, que nos afecta al caminar y nos hace recordar que la planta de nuestro pie merece tantos cuidados como el resto de nuestra piel. Una de esas molestias, quizá la más común, es la presencia de callos en los pies.
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Si no sabes cómo tratar los callos en los pies, puedes pensar que es muy difícil deshacerte de ellos, pero en realidad, puedes recuperar la suavidad de tus pies con varios métodos muy sencillos a seguir desde la comodidad de tu hogar.

Foto de Simon Nuttall con licencia CC BY-SA 3.0.
Pasos
- Comencemos por saber cómo evitar que el callo siga aumentando de tamaño o endureciéndose.
- El callo siempre surge cuando una excesiva tensión en un punto localizado de la planta del pie obliga a la capa superior de piel a endurecerse. Esto puede ser ocasionado por ponerte zapatos demasiado ajustados, por una postura inadecuada al caminar que te hace apoyarte de más en una sola parte del pie, por caminar a menudo descalzo o con sandalias en lugares donde se entra en contacto con tierra, arena y polvo, por no usar calcetines, por falta de higiene diaria, por sudoración excesiva, por usar los zapatos durante demasiado tiempo sin airear los pies, o por una combinación de varios de los factores expuestos. Pon atención a cuál de las condiciones adversas está experimentando tu pie, para ponerle fin cuanto antes.
- Por otra parte, en el callo ya formado, puede aplicarse un vendaje local, aunque lo más recomendable es comprar una almohadilla o apósito especial para callos. Las encuentras en farmacias grandes, en clínicas podológicas o tiendas de productos especiales para la piel. Vienen tanto en presentación de cubiertas de gel que protegen toda el área del callo, o almohadillas circulares con un orificio en el centro para que la parte abultada del callo permanezca ventilada.
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- Ahora veamos un método eficaz para reducir el tamaño de los callos más grandes, antes de ver métodos para suavizar la piel y desaparecer los callos más chicos.
- Tienes que preparar cada noche una solución de 1/2 taza de vinagre de manzana en dos litros de agua caliente. Coloca la mezcla en un recipiente grande para sumergir en ella los dos pies durante veinte minutos. Después seca muy bien la planta de los pies, y usa una piedra pómez para tallar con firmeza pero cuidadosamente el área con la callosidad desarrollada.
- No talles demasiado: el callo no desaparecerá en una noche por muy fuerte que talles. Pero sí lo hará después de unas cuantas semanas. Sé paciente, que pronto el callo habrá disminuido tanto en tamaño que podrás pasar a los siguientes métodos para terminar de suavizar la piel y desaparecerlo en forma definitiva.
- Nunca intentes tomar atajos: cortar la parte endurecida en la punta de un callo usando un cuchillo, un cortauñas o cualquier otro instrumento no funcionará en absoluto. Sólo lograrás que el callo vuelva a crecer, y en el peor de los casos, crearás una infección seria si llegas a sacarte sangre.
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- Ahora veamos tres métodos de aplicación nocturna para suavizar los callos ya pequeños y desaparecerlos después de unas semanas de uso constante (de preferencia diario).
- Haz un puré en frío con tomate rojo maduro, y aplica la pasta sobre la callosidad. Cubre con un vendaje grueso, justo antes de dormirte para que tus sábanas no se manchen ni se lleven el tomate de tu pie antes de que pueda surtir efecto.
- Otra alternativa es licuar dos cucharadas de aceite de oliva con dos dientes de ajo. Aplica la pasta resultante sobre tu pie y cubre igualmente con vendaje para dejar actuar toda la noche.
- Vamos con uno de los más simples, si puedes conseguir el único material necesario: flores de roble blanco. Coloca varias de estas flores blancas sobre el área encallecida, y usa un vendaje para fijarlas en ese punto. A diferencia de los otros métodos, aquí puedes cambiar en la mañana las flores marchitas por flores nuevas, renovar el vendaje y así tener una almohadilla natural para tu callo que te seguirá ayudando durante el día.
- Ahora sí, el más simple de todos: sólo corta una rodaja de limón, átala bien firme contra la superficie del callo con ayuda de una venda, y déjala actuar durante la noche.
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- Si prefieres no usar remedios que deben dejarse actuar durante toda la noche, aquí te presentamos dos opciones para uso sólo una vez al día. Eso sí, te recomendamos que apliques los remedios justo antes de dormir, para que después de enjuagar te frotes con crema humectante y el efecto regenerativo sea completado con una buena noche de sueño.
- Frota la parte interior de una cáscara de plátano contra la callosidad en tu piel. Hazlo hasta que el trozo de cáscara quede seco por completo.
- Otra opción que se recomienda es frotarte con una rodaja gruesa de cebolla (de preferencia un extremo todavía con la cáscara, para que no se despedace). Aquí no secarás a la cebolla por completo, pero sí es importante frotar durante unos 10 minutos para que todo el jugo posible actúe sobre la planta de tu pie en la zona endurecida.
- Finalmente, una variación más efectiva de la cáscara de plátano, pero también algo más complicada, es licuar un plátano entero con una cucharada de miel y dos cucharadas de harina de maíz. También puedes mezclar todo a mano, con un aplanador de cocina, hasta formar una pasta uniforme. Úsala para tallar enérgicamente la planta de tus pies, durante unos 15 minutos. Pasado ese tiempo enjuaga y aplica crema humectante antes de ir a la cama.
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