Si te gustan las alcachofas pero al verlas en el supermercado con su aspecto de acorazados de la segunda guerra mundial crees que es muy difícil prepararlas por tu cuenta, estamos a punto de hacerte cambiar de opinión. En realidad hay al menos 3 maneras increíblemente sencillas de cocinar tus alcachofas y disfrutarlas tanto como lo harías en un restaurante.
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Al menos esas son las recetas que aquí te presentamos, pero una vez que prepares tus primeras alcachofas en casa seguro tendrás ganas de probar con muchas más formas de cocinarlas, o hacer pequeños cambios en la preparación para darles tu toque único.
Alcachofas al vapor. Son una opción muy popular porque al cocerse a fuego lento las alcachofas pueden conservar la mayoría de sus nutrientes, además de que son rápidas de preparar porque no hace falta quitarles la cáscara.
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- Limpia tus alcachofas enjuagándolas en el lavadero de tu cocina.
- Prepara una vaporera colocando dentro un diente de ajo partido a la mitad, 8 cucharads soperas de agua, piñones, y un poco de ralladura de limón.
- Si no tienes vaporera, usa una olla normal, pero en lugar de colocarla directamente sobre el fuego, usa una olla más grande debajo, llena de agua hasta la mitad, para que sea el vapor de ésta la que cueza lentamente tus alcachofas.
- Cuando estén escurridas, corta los primeros dos centímetros de sus dos extremos y deshazte también de las hojas más duras que encuentres en la parte de arriba junto al cogollo.
- Exprime el jugo de uno o dos limones y frota con él la superficie de tus alcachofas. Esto potenciará su sabor y evitará que las partes expuestas se oxiden.
- Pon las alcachofas dentro de la vaporera u olla doble que previamente preparaste. Agita un poco los otros ingredientes para que se distribuyan entre las alcachofas (algunas personas usan una cuchara para colocar los piñones directamente sobre el cogollo de las plantas).
- Déjalas cocer hasta que se vean suaves y puedas atravesar su corazón con un cuchillo como si fuera mantequilla blanda.
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Alcachofas a la plancha. Puedes darle un sabor distinto a tus alcachofas si las asas a la plancha o a la parrilla.
- Comienza por preparar tus alcachofas igual que si fueras a cocinarlas al vapor.
- Ponlas a cocer durante un rato como en la receta anterior, pero sin los piñones en este caso.
- En lugar de dejarlas sobre el fuego hasta que estén muy suaves, sácalas de la olla cuando apenas comiencen a reblandecerse.
- Espera a que se enfríen y colócalas sobre una tabla de picar. Rebánalas en cortes de medio centímetro de grosor, aproximadamente (o más delgadas si lo deseas, mientras puedas levantarlas con tus dedos sin destrozarlas).
- Prepara un wok, una parrilla, una plancha de sándwiches, un sartén de teflón o lo que acostumbres a usar para asar alimentos.
- Extiende tus alcachofas para dejar que se asen y tuesten ligeramente de los dos lados.
- Quizá tengas que asar tus rebanadas en varias tandas, pero no pierdas la paciencia. No subas demasiado la temperatura y así evitarás que se quemen, aunque vayas lento; al final tendrás tu recompensa con el sabor inigualable de la alcachofa a la parrilla.
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Alcachofas rebozadas o fritas. Esta receta tiene muchas más calorías, así que está pensada como plato principal en lugar de guarnición. Las puedes complementar con un poco de arroz blanco para servir.
- Corta el tallo y el cogollo de las alcachofas, así como las hojas más superficiales. Embadurna toda la alcachofa con jugo de limón.
- Ten listo un tazón con agua y un poco más de jugo de limón para sumergir los trozos de alcachofa que rebanes en los siguientes pasos.
- Rebana cada alcachofa en cuatro y retira en todo lo posible la cáscara exterior sin perder la carne de la planta. Deshazte también de trozos del corazón de la alcachofa si están demasiado duros.
- Corta en tiras delgadas todas las secciones de alcachofa que acabas de limpiar. Colócalas en el tazón con agua para evitar que se oxiden.
- Prepara en otro tazón tu mezcla favorita de harina y condimentos para rebozar. Una opción es crear una pasta espesa con hierbas finas en polvo, harina y un poco de agua. Otra opción es mezclar sólo las hierbas con clara de huevo o aceite de oliva, empapar en este líquido tus tiras de alcachofa y después espolvorear con harina para que queden bien cubiertas.
- Fríe las tiras rebozadas en un sartén con mucho aceite de oliva. Déjalas freír durante un buen tiempo para que se cocinen por dentro y queden doradas por fuera.
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