La berenjena bien cocinada es deliciosa, suave y cremosa. No sólo se puede usar como guarnición, sino que muchas recetas la consideran como plato fuerte. Pero hay dos problemas con ella cuando no sabemos cocinarla bien: puede saber un poco amarga y puede absorber demasiado aceite mientras se está cociendo sin llegar a estar lista del todo. Por suerte son dos problemas muy sencillos de resolver. Sigue estas instrucciones para cocinar berenjenas y sorprenderás a tus amigos y familia con un plato delicado y delicioso.
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Pasos para cocinar berenjenas
- Primero que nada, elige las mejores berenjenas. Deben sentirse firmes al tacto, aunque puedas sumirlas un poco aplicando presión con tu dedo. Si la piel se ve brillante y lustrosa también es una buena señal: revisa que la superficie no esté maltratada, porque esas partes magulladas pueden esparcir un sabor amargo por el interior del vegetal.
Foto de Jenny Hones Follow con licencia CC BY-SA 2.0.
- Pelar o no pelar, ésa es tu decisión. Aunque la piel o cáscara es comestible y no sabe mal, es un poco dura. Si vas a usar tu berenjena con una salsa cremosa, y quieres que la consistencia sea extremadamente suave para el paladar te recomendamos deshacerte de la cáscara (una de las cualidades de la carne de la berenjena es ser casi sedosa cuando está cocida en la forma apropiada).
- Rebana la berenjena en la forma que prefieras. Hay dos métodos para cocinarla, y los dos funcionan bien. Si prefieres cocerla con poco aceite, te conviene cortarla en rodajas delgadas. Si quieres freírla, los cuadritos o cubos pequeños son tu mejor opción.
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- Ponle sal. Algunos hablan de salar y otros de curar la berenjena: de lo que se trata es de colocar tu berenjena rebanada en un recipiente con coladera en el fondo, y agregar suficiente sal esparciéndola con tus manos por toda la superficie de los vegetales. De esta manera el exceso de líquido se condensará en torno a los granos de sal, y escurrirá naturalmente por el fondo del recipiente. Enjuaga al final la berenjena bajo el chorro de agua para ayudar a eliminar los restos de jugo y sal que se condensaron en la superficie. Al final seca muy bien cada rodaja o cuadrito usando toallas de papel y aplicando una ligera presión con tus manos. Este paso es importante para reducir un poco la humedad de la berenjena y su capacidad para absorber aceite. También te deshaces de una buena parte de su jugo, que en altas concentraciones puede resultar amargo.
- Ahora al sartén. Dependiendo de la forma en que rebanaste la berenjena, el método para cocinarlas varía ligeramente.
- Si te decidiste por las rodajas, la mejor manera de cocinarlas es untando aceite de oliva en uno de sus lados, y colocarlas sobre un sartén bien caliente. Asegúrate de que haya suficiente espacio para que no se encimen unas con otras. Mientras se están dorando de un lado, usa una brocha de cocina para untar aceite de oliva en el lado que está bocarriba justo antes de voltearlas. Después de la primera vuelta ya no es necesario agregar más aceite. Continúa cocinando la berenjena hasta que ambos lados se vean igualmente apetecibles y dorados.
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- Si elegiste cortar la berenjena en cubos, necesitarás un sartén o freidora con unos 3 cm de aceite bien caliente. Coloca en el aceite unos cuantos cuadritos de berenjena, cuidando que no haya demasiados en un espacio pequeño y el vapor que arrojan al cocerse los haga ahumarse. Muévelos ligeramente con una espátula hasta que toda la superficie de la berenjena esté bien dorada. Después puedes colocar los cubos extendidos sobre una toalla de papel para que se escurra el exceso de aceite. No te preocupes por el aceite que haya podido absorber la berenjena mientras la freías: en realidad desde la primera vez que los cubos se sumergen en el aceite hirviendo, el calor hace que la superficie del vegetal quede sellada, así que el jugo natural de la berenjena es lo único que sigue cociéndose por dentro hasta adquirir la consistencia suave y cremosa con la que esperas deleitar a tus convidados a la cena de esta noche.