Sí, todo el cuerpo es importante, pero es normal preocuparse un poco más por nuestra salud cardiovascular en primer lugar. Y la razón es sencilla: sabemos que con la sangre circulan por todo el cuerpo los nutrientes y el oxígeno que cada uno de nuestros órganos necesita para seguir vivo. ¿Cómo puedes cuidar tu sistema circulatorio, te preguntas?
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La mejor medida es la prevención, y has tomado el primer paso buscando artículos como éste para actuar a tiempo. Mientras más desgaste tenga tu sistema circulatorio por malos hábitos, más difícil será cuidarlo y ayudarlo a regresar a un funcionamiento óptimo. Así que empieza hoy mismo a probar algunos de estos consejos.
Cómo cuidar el sistema circulatorio
Pasos

  1. Primero, una parte que muchos ignoramos: nuestra postura. Pasar muchas horas sentado frente a la computadora es terrible, pero también lo es pasar muchas horas de pie en un mismo lugar. Nuestros vasos sanguíneos necesitan movimiento y variaciones de postura para mantenerse activos, para irrigar con la misma efectividad nuestras extremidades.
  • Procura darte 5 minutos de descanso por cada 2 horas de trabajo. Camina estirando las piernas, levántalas alternadamente, y mueve también los brazos hacia arriba y abajo.
  • Si tienes una pausa a medio día procura recostarte y hacer estiramientos de todas tus extremidades en esa posición. Después de pasar muchas horas de pie o sentado, la posición horizontal es un buen cambio para tu circulación.
  • Inscríbete en alguna clase para mejorar la flexibilidad de todo tu cuerpo, tu postura, y con ello, también tu circulación. Cualquier deporte en el que debas hacer estiramientos constantes es muy bueno. Piensa en la danza o en las artes marciales, por ejemplo; también ejercicios más tranquilos como el pilates o el yoga son útiles para este propósito.

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  1. Ya que hablamos de ejercicio, no podemos librarnos de pensar en el ejercicio cardiovascular. ¿Cuántas veces a la semana le das a tu corazón la oportunidad de latir rápido? Las variaciones de ritmos de actividad física ayudan a tu sistema circulatorio a explorar sus diferentes capacidades, a dilatar los vasos para llevar más oxígeno a los músculos en movimiento, y a seguirse desarrollando constantemente para satisfacer las necesidades de un organismo activo.
  • No tienes que correr si te aburre demasiado. Andar en bici o nadar son también ejercicios cardiovasculares muy provechosos. Si no tienes tiempo de otra cosa, incluso 30 minutos de caminar a paso rápido ayudan a tu salud circulatoria.
  • Procura hacer ejercicio en grupo. Salir a correr con un amigo o tu pareja, jugar fútbol o baloncesto, suelen ser opciones más entretenidas que la carga de hacer ejercicio tú solo.
  • Recuerda que ni siquiera debes hacer ejercicio a diario. Una hora de actividad física, tres días a la semana, es más que suficiente.

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  1. Ahora viene la dieta. Seguro que ya lo puedes intuir. Cosas verdes y adiós a las hamburguesas. Aunque… no necesariamente tiene que ser así.
  • Puedes seguir comiendo las cosas que te gustan, pero en su versión saludable. Partamos precisamente de las hamburguesas: ¿qué tienen de malo? Pues que las compras en la calle. Están hechas con carne de alto contenido en grasa para abaratar los costos, y encima las fríen en aceite de baja calidad. El pan es el pan de harina más refinada que te puedes encontrar. Entonces, ¿realmente necesitas renunciar a las hamburguesas? ¡Claro que no! Sólo prepáralas tú mismo. Ve a la carnicería y pide carne molida magra (sin grasa). Después ve a una panadería local y compra panes integrales para hamburguesas. Acompaña con aguacate, tomate y queso fresco en lugar de las rebanadas de queso amarillo que es pura grasa. ¿Crees que no van a saber igual de ricas? Pues la mayoría de los conversos a las hamburguesas saludables opinan que saben mejor. Eso sí, tienes que servir alguna ensalada al lado, y a eso puedes tardar más tiempo en acostumbrarte.
  • El mismo consejo de las hamburguesas va para muchos otros tipos de alimentos. Cambia tus galletas azucaradas por galletas de avena endulzadas con miel. La mayonesa por aceite de oliva como aderezo. El jugo de caja por jugo de fruta natural.
  • Además de esos cambios por la versión saludable de las cosas, sí necesitarás incorporar nuevos elementos a tu dieta. Sobre todo, hojas verdes. La espinaca, la acelga y la lechuga pueden mejorar mucho tu salud vascular. Pero no las comas por obligación, sin preocuparte en prepararlas: busca en línea recetas que te parezcan apetitosas, y verás que poco a poco les coges el gusto.
  • Disminuye tu consumo de carnes rojas y aves para alternarlo con el pescado. Ésta es la fuente de las mejores grasas animales: los ácidos grasos omega. Puedes encontrar otras grasas saludables, que ayudarán a disminuir tu nivel de triglicéridos y colesterol dañino, en productos vegetales como nueces, semillas, granos enteros, aceitunas, aguacate y aceites vírgenes.
  • Y para complementar el trabajo de las grasas saludables, la fibra puede ayudarte a absorber las grasas poco deseables, junto con otras toxinas que consumimos de manera inevitable en nuestra dieta, y desechar todo en forma más sencilla para ahorrar trabajo a tu hígado y riñones. La verdura en general, y la fruta (siempre que se pueda con cáscara) te ayudarán a elevar tu consumo diario de fibra. La avena es una buena opción, y la semilla de linaza es muy recomendable porque además de fibra te proporciona ácidos grasos omega 3.
  • Finalmente, los antioxidantes ayudan a conservar tus vasos sanguíneos más delgados. El té verde sin azúcar, puedes tomarlo libremente todo el día. Una copa de vino también ayuda, muchas moras, y algo de chocolate (este último también contiene grasas saludables, mientras más porcentaje de cacao tenga: debe ser como mínimo 70%).

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  1. Para conjugar con la dieta saludable y la actividad física, los buenos hábitos son indispensables. No fumas ni bebas en exceso, e intenta dormir de manera constante, al menos 7 horas al día (en los mismos horarios, no te desveles con frecuencia para levantarte tarde). Todo este cambio en tu estilo de vida resultará en varios beneficios adicionales, como la pérdida de peso y una mejor condición física. Te verás mejor y sabrás que estás cuidando en forma apropiada de tu aparato circulatorio.