La muerte de un ser querido siempre es algo difícil de sobrellevar. Es más duro mientras más cercana sea a ti la persona que falleció, pero a su propia manera, también es muy duro ver cómo a una persona que tú quieres mucho sufre la pérdida de algún familiar o amigo a quien tú no conocías.
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¿Cómo acompañar, por ejemplo, a tu novio en el dolor por la muerte de su abuela si tú no conocías a la señora? Por supuesto que te duele que ella ya no esté ahí para él, pero hay una diferencia muy importante: para él la ausencia de su abuela es algo importante en sí misma.
Pasos
- El primer paso para dar un pésame sincero es reconocer que tus sentimientos de simpatía pueden ser sinceros, pero nunca estarán cerca del dolor de aquellos quienes el fallecimiento afecta de un modo más directo. Así que antes de expresar tus condolencias a un familiar, amigo o conocido, evalúa bien el escenario para que tus palabras sirvan realmente para reconfortar y no para incomodar a las personas a quienes deseas dirigirlas.
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- En el caso de conocidos, amistades indirectas o relaciones profesionales, es preferible no dar el pésame en persona. Un buen ejemplo de estas situaciones es si deseas expresar tus condolencias a un antiguo compañero de trabajo, a un cliente o a un proveedor con el que te lleves bien sin necesariamente ser cercanos. Alguien que conoces sólo a través de un amigo en común, o alguien a quien aprecias sin que exista realmente una relación entre ustedes. La mejor forma de presentar tu pésame en estas circunstancias es enviar un arreglo de flores a la dirección del entierro o velorio. Una breve tarjeta que acompañe al arreglo puede ser una buena opción, escrita a mano, naturalmente, pero si no encuentras las palabras adecuadas es mejor prescindir de ellas.
- Para amigos y familiares a quienes no ves seguido, enviar una tarjeta o un arreglo puede ser buena opción sólo si vives lejos. Si estás en la misma ciudad, ármate de valor para pasar unos minutos a presentar tus condolencias. No necesitas decir nada: simplemente mira a la persona durante un par de segundos, expresando en tu simpatía por ella en la mirada, y dale un abrazo sincero. Si dices alguna frase procura que sea corta, como “Vas a salir adelante, yo lo sé”, o “Dios te va a dar fuerzas para pasar por esto”. Evita las frases elaboradas y cualquier expresión que no salga de tu corazón.
- Finalmente, para amigos y familiares muy cercanos, dar el pésame es algo que va más allá de unas palabras o un abrazo. Tu sola presencia puede ayudar a reconfortarlos. Si crees que puedes ayudar en trámites y pagos de los servicios funerarios, involucrarte es una forma de estar ahí para ellos. Acompañarlos durante varias horas del velorio, o durante toda la noche (si el doliente principal es, por ejemplo, uno de tus padres, tus hermanos, tu pareja o quizá un amigo o primo con el que te lleves tan bien que te considere un hermano). Si la persona fallecida está dentro de tu familia cercana, aunque sean tus padres o tíos quienes resienten la pérdida en forma más directa, entonces tú formas parte de los dolientes, y las palabras vuelven a salir sobrando. No te esfuerces tanto en usar expresiones de consuelo, sino quizá en recordar algunos momentos felices, que distraigan del capítulo final que están viviendo o lo rodeen de un halo de nostalgia positiva.
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- Usa siempre tu intuición en estas situaciones, y no recurras a gestos que debas forzarte a hacer, palabras o detalles que suenen artificiales e impuestos.