En estos días en que vivimos rodeados por aparatos eléctricos, quienes tienen en casa una máquina para hacer pan pueden hornear hogazas suculentas para el desayuno de todas las mañanas sin invertir mucho tiempo. Pero para todos los que no tenemos una de estas máquinas en casa, hacer pan amasado puede parecer un sueño lejano.

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Sin embargo, no es así. Puedes amasar pan casero sin necesidad de comprar ningún utensilio especial y sin dedicar horas enteras a su elaboración. Si tú también quieres tener pan recién horneado todos los días, sigue estos consejos para amasar en casa y te sorprenderás con los resultados que puedes lograr.

Cómo hacer pan amasado

Foto de muffinn con licencia CC BY 2.0.

Pasos

  1. Comencemos por ir al supermercado para adquirir nuestra lista de ingredientes. Esto es lo que necesitarás:
  • 1 taza de harina de trigo integral
  • 2 tazas de harina para pan (si no está en tu supermercado, la encuentras en una tienda de productos para repostería; en el último de los casos, la harina de trigo refinada servirá)
  • 1 1/2 tazas de agua caliente (75 segundos en el microondas son suficientes para calentarla, no debe estar hirviendo tampoco)
  • 1/2 cucharadita de miel de abeja
  • 1 cucharadita de sal
  • 1 1/2 cucharaditas de levadura en polvo (la encuentras en tu supermercado como levadura en sobres, en el mismo pasillo de la harina)
  • 1 cucharada de aceite extravirgen (oliva, cártamo, canola)
  • Dátiles secos y almendras, en pequeños trozos (estos ingredientes son para dar sabor a tu gusto; si no te gustan los dátiles y las almendras, puedes hacer pan a las finas hierbas, con extracto de vainilla, con canela, con ajo, con tomate seco, incluso con cocoa: cualquier ingrediente que hayas probado alguna vez en una hogaza de pan o con el que desees experimentar)
  1. Bien, ya que tenemos todos los ingredientes comenzamos por colocar la taza y media de agua caliente en un tazón grande de metal o de vidrio.
  2. Añade la media cucharadita de miel y revuelve muy bien, ya que servirá para que la levadura se active en el agua.
  3. Ahora espolvorea tu cucharadita y media de levadura en polvo sobre el agua del tazón. Es muy importante que todavía no la revuelvas, déjala en la superficie tal y como queda flotando cuando la echas encima.
  4. Cúbrela con una película de plástico y déjala reposar por 5 minutos.

  5. Cuando regreses a revisarla, encontrarás que se ha expandido por toda el agua, y en la superficie hay una especie de masa esponjosa.
  6. Es el momento de añadir media taza de tu harina integral.
  7. Usa una cuchara de madera para revolver muy bien la harina con la levadura activada en agua.

    Revuelve

    Foto de Veganbaking.net con licencia CC BY-SA 2.0.

  8. Después de un rato de batir, añade tu cucharada de aceite, así como la cucharadita de sal.
  9. Revuelve un minuto más y agrega al tazón media taza de tu harina blanca para pan.
  10. Continúa revolviendo la mezcla, que si bien ya se verá un poco más espesa continuará siendo lo bastante líquida como para añadir en este punto las almendras y dátiles picados para que se distribuyan perfectamente por todo el tazón.
  • Recuerda que en lugar de almendras y dátiles, tú puedes agregar cualquier otro ingrediente para personalizar el sabor de tu pan. Éste es el mejor momento para hacerlo.

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  1. Ahora añade otra media taza de harina blanca. Al revolver notarás que la mezcla deja de ser líquida para tomar más la consistencia de una pasta.
  2. Añade media taza más de harina blanca. Revuelve muy bien hasta que toda la harina quede incorporada a la masa. Es importante que vayas añadiendo harina de media taza en media taza, porque ya no puedes agregar más agua a la masa.
  3. Si se te acaba la harina blanca, usa la media taza de harina integral que te sobra de la lista de ingredientes. Recuerda mezclar poco a poco para que no te excedas en la harina hasta el punto de hacer que la masa quede seca y deje de ser maleable.
  4. La consistencia que debes lograr para tu masa es el punto exacto en el que ya no se pega a tu cuchara para nada.

    Consistencia correcta

    Foto de net_efekt con licencia CC BY 2.0.

  • Si necesitas más harina, añade sólo harina blanca, en pequeñas cantidades a la vez, en especial si notas que ya toda la masa comenzó a separarse del tazón, pues significa que estás cerca de llegar al punto ideal.
  1. Una vez que comprobaste que tu masa ya no se pega a la cuchara, prepara una superficie lisa de tu cocina con un poco de harina espolvoreada para amasar sobre ella, saca la masa del tazón y colócala sobre la superficie enharinada.

    Coloca la masa sobre la superficie enharinada

    Foto de Denna Jones con licencia CC BY 2.0.

  2. Empieza a amasarla con tus manos para formar una única bola.

    Amasa

    Foto de Phil Roeder con licencia CC BY 2.0.

  • Si se pega demasiado a tus dedos espolvorea un poco más de harina encima hasta que puedas manipularla sin que que tiras enteras de masa se cuelguen de tus dedos cuando los levantes.
  1. Hay dos técnicas distintas de amasado que te recomendamos porque son muy efectivas. Puedes combinar las dos, alternando a ratos entre ambas, o puedes buscar la tuya propia.
  • Una es usar la palma de tu mano para comenzar a aplanar la bola de masa desde el centro hacia sus bordes. Estírala todo lo que puedas, y luego levanta los bordes aplanados para doblarlos hacia dentro y volver a formar una bola central. Repite el proceso muchas veces para que el aire entre en la masa y se formen las proteínas naturales del pan.

    Amasa con la palma de tu mano

    Foto de timquijano con licencia CC BY 2.0.

  • La otra forma de amasar que te recomendamos es usando una espátula grande. Inicias igualmente presionando con la palma de tu mano, pero en lugar de aplanar la bola, intenta alargarla hacia adelante para formar una barra, casi en la forma de una hogaza corta. Entonces usa la espátula para golpear rápidamente toda la extensión de la masa, como si la espátula fuera un cuchillo y estuvieras cortando rebanadas de masa cruda a toda velocidad. Por supuesto, en realidad la masa no se separará en rebanadas porque es muy elástica, pero sí recibirá los golpes como si fueran hendiduras en toda su superficie. Después de rebanar toda la hogaza imaginaria, vuelve a amasar en una bola para repetir el proceso.

    Amasa con espátula

    Foto de Denna Jones con licencia CC BY 2.0.

  1. En total, debes deshacer y volver a formar la bola de masa al menos unas 100 veces. Esto implica amasar entre 5 y 15 minutos, dependiendo de qué tan suave quieres que esté tu pan después de horneado.
  • Si quieres un pan bien suave y esponjado, pero no quieres pasar demasiado tiempo amasando, te recomendamos usar la técnica de los cortes con la espátula de plástico durante 7 minutos seguidos, y lograrás un resultado muy bueno.
  1. Cuando vuelvas a formar tu bola de masa después del tiempo suficiente de amasado, cúbrela con un pedazo grande de tela y déjala reposar durante 40 minutos.
  2. Cuando regreses a verla, habrá duplicado su tamaño. Golpéala con tu puño hasta desinflarla por completo, y vuélvela a cubrir con el plástico por 1 hora más.
  3. Cuando regreses encontrarás tu masa esponjada de nuevo. Vuelve a espolvorear con harina la superficie donde estás trabajando, y amasa durante un par de minutos para quitar todo el aire que la levadura produjo. Recuerda añadir un poco más de harina si la masa quiere volver a pegarse a tus dedos.
  4. Ya puedes darle a tu pan la forma que quieras. Puedes cortar un trozo con cuchillo y alargarlo entre tus manos, y después aplastarlo ligeramente, si quieres hacer una chapata espolvoreada con harina en la parte superior. Puedes hacer bollos, medias lunas, lo que te apetezca.
  5. Coloca tus piezas de pan en una bandeja para hornear, ya sea cubierta de papel de cera, engrasada con mantequilla o con spray antiadherente.
  6. Para darle una mejor apariencia a tus panes, mezcla en un tazón pequeño un huevo batido con un poco de agua, y usa una brocha de cocina para embadurnar la superficie de todas tus piezas de pan.
  7. Enciende tu horno a 190 °C. No hace falta que lo precalientes. Simplemente mete la bandeja con el pan y revisa después de 35 minutos para ver si ya está listo.

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  • Para comprobar que toda la pieza de pan está cocida, levántala de la bandeja usando un guante de cocina para no quemarte. Toca con un dedo de tu otra mano la parte inferior del pan. Si se ve duro y al dar pequeños toques suena completamente firme, el pan está listo. Si no es así, déjalo unos minutos más y vuelve a revisar.