Si tienes un gato, es tu responsabilidad vigilar su salud y procurar su bienestar. Una parte importante de esa responsabilidad es poder saber si a tu gato le duele algo, de manera que le proporciones atención veterinaria profesional para aliviar ese dolor.
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Desafortunadamente, los gatos son expertos en enmascarar el dolor, ya que está arraigada en ellos la tendencia a no parecer débiles ni vulnerables. Aunque saber si a tu gato le duele algo es difícil, no es imposible si prestas mucha atención a su comportamiento y carácter.

Cómo saber si a tu gato le duele algo

Foto de Serena con licencia CC BY-SA 2.0.

Busca comportamientos que señalen que algo le duele a tu gato

  1. Observa si tu gato presenta cambios en su rutina. Tu gato tiene hábitos regulares que lleva a cabo todos los días. Por ejemplo, la hora a la que se levanta, la forma en que te saluda cuando llegas a casa del trabajo, cómo te pide comida y con qué frecuencia va al baño. Pon atención a cualquier cambio en esos hábitos.
  • Cuando hay cambios, son por lo general para lo peor, como comer menos, no saludarte, esconderse o ir al baño sin usar la caja de arena.
  • Estos cambios no significan que al gato le duela algo; es decir, no porque el gato se esconda, significa automáticamente que algo le duele, pero sí significa que algo anda mal y que hay que buscar otros signos y pistas para averiguar cuál es el problema.

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  1. Presta atención si el gato abandona actividades que le gustan. Nadie mejor que tú conoce lo que es normal para tu gato; por ejemplo, con qué juguete le gusta jugar y por cuánto tiempo juega con él, su lugar favorito para dormir y el tiempo que pasa allí. Los cambios en las actividades favoritas pueden ser una clara señal de que a tu gato le duele algo.

  • Por ejemplo, si a tu gato le duele algo, puede tener dificultades para descansar, por lo que puede estar muy inquieto en lugar de acurrucarse a dormir. Puede echarse en varias ocasiones y luego levantarse de nuevo. O tal vez adopta la misma postura y se queda así por mucho tiempo con un aspecto rígido y tenso.

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  1. Observa si tiene dificultad para moverse. El gato puede tener dificultad para levantarse al estar sentado o acostado. Una vez que comienza a moverse, pon atención si cojea, y si cojea, observa de qué pierna cojea.
  • Incluso la falta de movimiento en sus orejas puede ser señal de un problema. Las orejas normalmente las mueve para detectar sonidos fugaces en el medio ambiente. A menudo, un gato con dolor deja sus orejas fijas y aplanadas contra la cabeza.
  1. Observa la respiración del gato. Esto se hace fácilmente observando fijamente un punto en los pelos del pecho para ver cómo se mueven con la respiración. Un gato suele tener de 20 a 30 respiraciones por minuto, mientras que un gato con dolor puede tomar respiraciones superficiales más rápidas. En casos extremos, el gato podría respirar con el hocico abierto, lo que no es algo que los gatos hagan normalmente a menos que tengan mucho calor.
  2. Presta atención a cómo el gato reacciona al levantarlo. ¿Grita, hace alguna mueca de dolor o trata de alejarse como si no quisiera que lo levantaran? Un cambio en su manera normal de reaccionar puede indicar un problema, especialmente si hay otros signos de dolor.

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Evalúa los cambios en el carácter de tu gato

  1. Determina si el gato está actuando fuera de su carácter normal. Un gato que normalmente es cariñoso y que se vuelve irritable, es muy probable que le duela algo. Esto es un claro indicativo de que existe un problema. El gato juguetón que de repente se vuelve agresivo, es muy probable que esté experimentando dolor.
  • Mantente alerta ante un gato amistoso que cambia y se vuelve agresivo, que arquea la espalda, se le paran los pelos del lomo, se le dilatan las pupilas, las orejas se le quedan fijas y aplastadas hacia la cabeza, etc. Todos esos son signos de agresión.
  • De hecho, un gato que deja de lamerse el pelaje puede estar sufriendo de algún dolor.
  1. Observa la cara y la postura del gato. Los signos son sutiles, pero la expresión facial de un gato puede decir mucho acerca de si está estresado o no. Esto es importante porque un gato que sufre de algún dolor también es un gato estresado y las señales de estrés puede ser una pista vital.
  • Observa si hay una expresión de preocupación o tensión en el gato, por ejemplo, si tiene el ceño fruncido o la mirada vacía. Las pupilas tienden a ser grandes y dilatadas, mientras que un gato en reposo bajo condiciones normales de luz debe tener pupilas en forma de hendidura.
  1. Observa si hay cambios en su vocalización. Algunos gatos pueden llorar más y maullar más fuerte cuando les duele algo. Sin embargo, otros se pueden volver retraídos y demasiado tranquilos.
  • Ten en cuenta que el ronroneo no siempre significa que el gato esté feliz. Un gato que se siente mal o que le duele algo podría ronronearse a sí mismo con la finalidad de consolarse y sentirse un poco mejor.

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Trata el dolor de tu gato

  1. Trata de identificar qué es lo que le duele a tu gato. Las causas más comunes de dolor son el malestar dental, heridas por mordedura, ojos inflamados, esguinces, fracturas, pancreatitis, cistitis, infecciones del oído, infecciones de la piel, enfermedades de los huesos, cáncer y artritis. Tu veterinario puede averiguar qué es lo que le duele a tu gato.
  • Si tu gato ha tenido una cirugía reciente, entonces podría estar sintiendo dolor mientras pasa por el proceso de curación. Asegúrate de que esté recibiendo los medicamentos necesarios para recuperarse y para que no sufra de dolor.
  1. Haz que tu gato esté lo más cómodo posible. Algunos gatos pueden evitar las muestras de afecto, como si las caricias les causaran molestias. Sin embargo, otros gatos van de un lado para otro buscando atención y cariño, como si necesitaran consuelo.
  2. Busca tratamiento veterinario profesional para el dolor. Pregunta a tu veterinario acerca de algún medicamento que alivie el dolor de manera segura pero eficaz. Hay una gran variedad de esos medicamentos que pueden ser prescritos para satisfacer las necesidades de manejo de dolor de tu gato.

  • Además de combatir el dolor, tu veterinario debe tratar su causa. Si tu veterinario no puede encontrar la causa del dolor, consulta a otro veterinario para que te de una segunda opinión.
  • Nunca trates el dolor de tu gato en casa con medicamentos para humanos. Los gatos metabolizan los fármacos de manera muy diferente que la gente y los medicamentos que tenemos en nuestros botiquines pueden ser tóxicos para los gatos.

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  1. Evita que tu gato se haga daño. Un gato con un dolor persistente puede tratar de distraerse o consolarse lamiéndose en exceso, lo que resulta en un pelaje maltratado. Algunos gatos pueden hacerse daños más severos al morderse el área que les duele, como si sintieran que algo está atacando su cuerpo y quisieran deshacerse de eso.
  • Si este es el caso, consulta con el veterinario acerca de algunas formas de evitar que el gato se muerda a sí mismo. Una solución es poner un cono en su cuello hasta que el dolor desaparezca.
  • A veces, el gato se lame la zona que le duele, por ejemplo, una articulación inflamada. Otras veces se lamen un área que no es la fuente de dolor, pero lo hacen con la finalidad de calmarse. En esos casos, el gato puede lamer un área que le resulta fácil de alcanzar, por ejemplo, una pata o su vientre.