El ajo ha sido consumido por cientos de culturas a lo largo del tiempo, pues sus efectos favorables sobre la salud humana han probado en numerosas formas que se puede usar el ajo para mejorar la salud. Además, incluso si no padeces ninguna enfermedad en específico, el consumo de ajo como parte de tu dieta cotidiana te ayudará a reducir el nivel de estrés y por tanto ayudar a que tu organismo produzca menos toxinas.
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Si quieres sacar todo el provecho que el ajo puede traer al funcionamiento óptimo de las distintas partes de tu cuerpo y tu metabolismo, es importante que conozcas las mejores maneras de consumirlo para usar cada una de sus propiedades.

Foto de Andrés Nieto Porras con licencia CC BY-SA 2.0.
- Comer ajo crudo es la mejor forma de que su efecto curativo llegue a nuestros distintos órganos internos. Si quieres incorporarlo a tu dieta de forma permanente, también puedes prepararlo al vapor, aunque algunas de sus propiedades se pierden.
- En ambos casos, quizá te preocupe el hecho de que el consumo continuo de ajo te hará tener mal aliento y un desagradable olor corporal. Bueno, el aliento lo puedes solucionar si masticas hojas frescas de apio o de menta, después de cada comida. Y el olor corporal lo puedes eliminar si cuidas mucho tu dieta: el ajo te ayuda a eliminar toxinas acumuladas en el cuerpo a través de la transpiración, y es en realidad el olor de esos desechos el que la gente atribuye al ajo. Pero una vez que el ajo te ha limpiado de las toxinas acumuladas, si tú dejas de consumir alimentos chatarra, con mucha azúcar, demasiada grasa o altamente procesados, tu cuerpo ya no tendrá que eliminar la clase de toxinas que producen el mal olor corporal.
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- Para su uso como expectorante y antiviral, que ayuda al organismo a recuperarse de gripes y resfriados, se recomienda consumir en un licuado con frutas y miel. Dos dientes de ajo crudo licuados con un poco de jugo de naranja, y unas rodajas de guayaba, plátano y manzana, pueden hacer maravillas mientras estás intentando salir de cualquier enfermedad respiratoria.
- El ajo también te ayuda a disminuir el colesterol de baja densidad (colesterol malo), que afecta tu salud cardiovascular. Su uso diario en cantidades significativas también regula naturalmente la presión sanguínea, y combate el deterioro de nuestras venas y arterias. Para lograr este objetivo, lo ideal es consumir hasta 5 dientes de ajo en cada desayuno, pero algunos sistemas digestivos no pueden procesar más de 3. En cualquier caso, te recomendamos empezar sólo por 1 diente diario, para ir aumentando la dosis poco a poco. Una manera sencilla de comerlos es en emparedados: cortas los dientes en láminas y los distribuyes por todo el sándwich, que si tiene una variedad suficiente de otros ingredientes logrará disimular el sabor fuerte del ajo crudo.
- Para hacer más saludable tu aparato digestivo, disminuir los niveles de glucosa, combatir el estreñimiento, y prevenir el desarrollo de infecciones o parásitos intestinales, puedes comer verduras al vapor, cocinadas junto con varios dientes de ajo. Dentro de las distintas formas de cocción, el vapor es el que permite al ajo conservar sus propiedades curativas lo más posible.
- Por supuesto, puedes variar un poco el uso del ajo en tu dieta de la semana, porque comer siempre verduras al vapor puede hacerse pesado si no tienes recetas interesantes que te den sabores distintos.
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- El ajo aplicado directamente sobre la piel puede ayudar a tratar heridas pequeñas, picaduras de insectos, infecciones micóticas o tiñas, prurito y eccema. En el caso de heridas y prurito lo que más se recomienda es aplicar una pasta de ajo crudo con miel. En el caso de piquetes de insecto, el ajo entero se puede usar para frotar el lugar de la picadura y reducir la inflamación. Para las infecciones micóticas o bacterianas, se recomienda primero limpiar el área afectada con vinagre de manzana, y aplicar después durante 20 minutos una pasta de plátano con ajo molido, para enjuagar finalmente usando agua tibia.